Nota para aquél que transmitirá el mensaje a los niños:
En el texto se lleva una hilación específica que se necesita respetar, por éste motivo en la explicación se pide apegarse al orden de los argumentos tal y como se hilan en el texto. En base a nuestra experiencia, cuando se trata de un gran número de niños, o cuando el equipo de sonido/acústica no son buenos ser lo mas conciso posible saltando las apariciones del ángel y/o el ejemplo de dar el rosario a alguien para dar a entender el significado de la consagración.
Queridos niños, he venido a darles la mejor noticia del mundo, si están listos para recibirla.
Ya saben que en el mundo hay mucho mal: guerras, droga, violencia, enfermedades, familias que se separan, millones de niños que mueren de hambre... ¿Les gustaría que se acabaran todas estas cosas malas? ¡Sí! Y si eso dependiera de ustedes, solamente de ustedes, niños, ¿Estarían dispuestos a ayudar, para que todas esas cosas malas desaparecieran cuanto antes? ¡Sí!
Pues bien, ahora van a prometerme que van a estar atentos a lo que les voy a decir. Les voy a contar la historia de tres niños como ustedes. Es una historia verdadera. Esos tres niños les van a enseñar qué es lo que tienen que hacer para librar al mundo del mal y para hacer que nazca un mundo nuevo, en el que haya sólo Amor.
La historia que voy a contarles sucedió en el año 1917 en Fátima, un pueblecito de Portugal, en Europa; en aquel tiempo estaba la Primera Guerra Mundial (1915-1918).
En Fátima vivían tres niños que no iban a la escuela, porque eran muy pobres y tenían que ayudar a sus familias, llevando las ovejas al campo. Se llamaban Lucía, de 10 años, Francisco de 9 y Jacinta de 7. Francisco y Jacinta eran hermanitos, Lucía era su prima.
Lo que les voy a decir nos lo ha contado Lucía, que después fue a la escuela y ha escrito todo en cuatro cuadernos. Lucía fue monja carmelita en Coimbra, Portugal y murió el 13 de febrero del 2005.
Cuenta Lucía que un día, mientras estaban en el campo cuidando de las ovejas, vieron acercarse un joven luminoso, como transparente; parecía ser de unos 12 o 14 años. Ese joven de luz dijo a los niños: “No tengan miedo, yo soy el Angel de la Paz, el Angel de la Guarda de Portugal. Rezen conmigo”; San Miguel el Protector del Portugal. Apareció tres veces y enseñó a los niños algunas oraciones muy lindas.
La primera vez el Ángel les enseñó una preciosa oración, repitiéndola tres veces, postrado con la cara en el suelo: “Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. te pido perdón por los que no creen, no esperan, no te adoran y no te aman”.
Después les recomendó que rezaran mucho, diciendo: “Los Corazones de Jesús y de María han aceptado sus oraciones”. Y desapareció.
Los niños al principio hicieron lo que el Ángel les había dicho, rezando mucho. Sin embargo, al pasarles el primer entusiasmo, se les olvidó y continuaron jugando, como si nada hubiera pasado.
Poco tiempo después el Ángel se les apareció de nuevo, mientras jugaban en el huerto de Lucía, diciéndoles: “¿Qué están haciendo? Recen, recen mucho... Ofrezcan constantemente al Señor oraciones y sacrificios... Sobre todo aceptar y soportar con obediencia los sufrimientos que el Señor les mande. Los sacrificios que hacen los niños son preciosos para el Señor: son potentes para hacer que los malos se vuelvan buenos”.
Algunos meses más tarde el Ángel se les apareció por tercera vez, llevando en la mano un Cáliz, sobre el cual había una Hostia, de la que caían gotas de Sangre en el Cáliz. La Hostia y el Cáliz quedaron suspendidos en el aire, mientras el Ángel se arrodilló al lado de los niños, haciéndoles repetir tres veces esta oración: “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, los adoro profundamente y les ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por todos los sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. y por los méritos infinitos de Su sacratísimo Corazón y del Corazón inmaculado de María les pido la conversión de los pobres pecadores”.
A continuación el Ángel les dio a los niños la Primera Comunión, dándoles el Cuerpo y la Sangre de Jesús.
El Ángel de la Paz enseñó a los niños a hacer sacrificios y a pedir por la conversión de los pecadores, y a amar a Jesús en la Eucaristía en reparación por las ofensas que el Señor recibe en este Sacramento.
Esas cosas se convirtieron en la finalidad principal de la vida de los tres pastorcitos, y ésa debería de ser la finalidad de todos los niños del mundo, imitándolos.
Lucía, Francisco y Jacinta pasaron su vida esforzándose en hacer sacrificios por los pobres pecadores: por ejemplo el alimento que llevaban con ellos para comer en el campo se lo llevaban a los pobres, no bebían por varios días agua, y una vez en la época de calor extremo en Portugal no bebieron agua durante un mes. Pasaban mañanas enteras en oración, con la cara en el suelo, repitiendo las oraciones que el Ángel les había enseñado.
De esa forma se estaban preparando a otro encuentro, mucho más importante.
EL ENCUENTRO CON LA VIRGEN MARÍA
Sucedió el 13 de Mayo de 1917, a mediodía, en un día espléndido de sol. Los tres pastorcitos acababan de rezar el Rosario, cuando oyeron de repente como un trueno y vieron una gran luz, en medio de la cual estaba una Señora hermosísima, más brillante que el sol. Al principio los niños sintieron un poco de miedo, pero la Señora los tranquilizó con su dulcísima voz:
- “No tengan miedo, no vengo a hacerles ningún mal”.
Los tres pastorcitos tomaron confianza, haciéndole varias preguntas:
- “¿Quién eres? ¿Cómo te llamas? ¿De dónde vienes? ¿Qué quieres de nosotros?”
- “Vengo del Cielo”, respondió la Señora señalando el Cielo con la mano. -”Quiero que vengan aquí durante seis meses, el día 13 de cada mes... Mi nombre se los diré al final...”
Los niños hicieron otras preguntas a las que la Señora contestó; y cuando ya no le preguntaron nada más, fue Ella quien les hizo una pregunta:
- “Quieren ofrecerse a Dios, dispuestos a aceptar lo que El quiera enviarles, por la paz en el mundo y por la conversión de los pobres pecadores?”
De esa pregunta depende la salvación del mundo. Los tres niños comprendieron que era una cosa importante y por un momento estuvieron en silencio; a continuación respondieron con decisión: - “¡si, queremos!”
La Señora sonrió y siguió diciendo: - “Pues bien, no tengan miedo de nada. La Gracia de Dios será su consolación”.
Entonces abrió los brazos y de sus manos salieron dos grandes rayos de luz, que iluminaron el pecho de los niños y entraron dentro de ellos: -“Esa Luz era Dios”, ha escrito Lucía en su diario.
Después la Señora empezó a subir hacia el Cielo y sus últimas palabras fueron: -“Rezen todos los días el Rosario”.
La Virgen apareció a los niños otras cinco veces más, la última de ellas el 13 de Octubre cuando sucedió el estupendo milagro del sol.
Queridos niños, yo ahora no puedo contarles las otras cinco apariciones, pero quisiera hacerles comprender algunas cosas muy importantes, de ese primer encuentro.
Vamos a ver: la Virgen ha venido desde el Cielo para traer la Paz al mundo y por la conversión de los pecadores.
- “Qué cosa es la paz?”(* hacer que los niños respondan cada quien como quiere. Unos dirán –“es el Amor!” Si nadie lo dice, concluir diciendo):-“¡la paz es el amor!
- “¿Qué quiere decir la conversión de los pecadores?” Significa que los malos se vuelvan buenos. Y ahora vamos a pensar un momento sobre estas dos cosas:
- “¿Qué pasaría en el mundo si todos los malos se hicieran buenos y si todos tuvieran tanto amor en el corazón?” Pues que desaparecerían todas las cosas malas que hay: las guerras, las fábricas de armas, los tribunales, las cárceles... Ya no habría más naciones que sufren por el hambre, ya no habría más violencia... Las familias ya no se separarían... Todos sonreirían, se ayudarían, jugarían juntos...
-”¿Cómo sería la tierra entonces? ... (* normalmente algunos niños dicen: “¡un paraíso!” Si nadie lo dice, concluir diciendo): ¡seria un... paraíso!”
¿Y les gustaría que esto sucediera? ¡Sí!
Y si yo les dijera que eso depende de ustedes, niños, ¿estarían dispuestos a hacer lo que hicieron los tres Pastorcitos, aceptando la invitación de la Virgen? ¡Sí!
Ven, muchos piensan que no es posible que todo el mundo se convierta en Amor; pero yo les pregunto: ¿la Virgen puede decir mentiras? ¡No!
Y además ¿saben ya la oración del Padre nuestro? En esa oración le pedimos a nuestro Papá del Cielo: “Venga tu Reino… de Amor; Hágase en la tierra como en el cielo tu Voluntad… de Amor”.
La Santísima Virgen ha venido a decirnos que ya ha llegado el tiempo, que en la tierra va a venir por fin el Amor ... Pero con una condición: que ustedes, niños, la ayuden a realizar ese deseo grandísimo de Dios. Ella vino a Fátima precisamente para eso, para pedir ayuda a los niños; y por eso mismo hoy ha venido aquí a encontrarlos a ustedes.
Tal vez estarán diciendo: -”¿Pero qué podemos hacer nosotros, los niños? Somos pequeños, no somos importantes ni ricos, y ni siquiera vamos, así, muy bien que digamos, en la escuela...” Pues bien, ahora les diré lo que la Virgen logró hacer con aquellos tres niños de Fátima, que eran más pobres que ustedes y que no iban ni siquiera a la escuela, y por eso no sabían leer ni escribir. ¿Les cuento otra cosa?
El 13 de Julio, en la tercera aparición, la Virgen les dijo lo que iba a ocurrir en el mundo durante este siglo. Entre otras cosas les habló de las dos grandes guerras mundiales que han destruido tantas naciones, sobre todo en Europa. La Virgen les dijo:
-“Esta primera guerra mundial (1915-18) se acabará dentro de poco; pero mas adelante empezará otra, la segunda (1940-45), que será peor que ésta”. Y luego añadió: -“Yo salvaré a su patria, o sea, a Portugal, de la segunda guerra mundial”...
Pues bien, niños, en esa guerra mundial no participó Portugal, gracias a esos tres niños que dijeron que “sí” a la Santísima Virgen. Y estas cosas no me las he inventado yo, han pasado realmente.
Ahora yo les pregunto: ¿Piensan que la Virgen quería pedir ayuda solamente a aquellos tres niños de Portugal, o a todos los niños del mundo?” ¡A todos los niños del mundo!
Por lo tanto, ¿también a ustedes? ¡Sí!
Pues entonces les hago otra pregunta: -“Si la Virgen, con sólo tres niños, logró salvar de la guerra a una gran nación, ¿qué cosa podrá salvar si encuentra miles y miles de niños que La ayuden?” – “¡el mundo...!”
Sí, niños, eso es. El Padre Pío de Pietrelcina, un santo sacerdote capuchino, así lo ha dicho: “los niños salvaran el mundo”. De su corazón han nacido los Nidos de Oración del “Armada Blanca”, un ejército de niños para ayudar a la Virgen, para su triunfo.
Ya ven, niños: hoy estamos aquí reunidos. Si hacemos lo que la Virgen nos ha pedido, seremos suficientes para salvar el mundo.
¿Pero qué es lo que tenemos que hacer? Tres cosas:
La primera: Ofrecerse a Dios. ¿Qué quiere decir?
La segunda: Rezar todos los días el rosario.
La tercera: Hacer alguna penitencia.