Recorriendo con la Peregrinación mariana varios países del este europeo, la Armada Blanca había encontrado sacerdotes que habían dado testimonio de su fe con el martirio; tenían una gran fuerza pero una desventaja numérica respecto al trabajo por hacer. ¿Cómo ayudarles? La mejor solución era la de ponerles varias emitentes de radio para que la voz de esos pocos se multiplicara.