«Una sola cosa le envidian los ángeles a los hombres: no poder ofrecerle a Dios el sufrimiento para demostrarle su amor» (San Pío de Pietrelcina). «Vida y muerte se están enfrentando en un gran duelo»….y en éste momento dramático de la historia de la humanidad pareciera que la muerte lleva la ventaja. La civilización de muerte marcha sin confines: desde el momento de la concepción del hombre hasta antes de su muerte natural: aborto y eutanasia, que vienen lanzados al vuelo como los grandes avances de la civilidad. En realidad es el máximo progreso del egoísmo del hombre quien embebido por el materialismo pujante, perdió la luz del Espíritu y vive solo en orden a un hedonismo que le deteriora cada vez más. La consecuencia es que el sufrimiento es considerado como el máximo mal que hay que” exorcizar” de todas formas, hasta con el homicidio

(A San Pío de Pietrelcina) «Padre, ¿Cómo la llamamos a la obra en pro de los enfermos?» Cerró los ojos y se quedó absorto por varios segundos y después volvió en sí con una frase: «Ayuda a la humanidad que sufre».

«Padre, la obra ¿tiene que ayudar algún tipo especial de enfermos o debe abrazar a todos los tipos de enfermos?» Como la vez anterior, cierra los ojos y se queda en silencio unos segundos, después levantó las manos al cielo y gritó con voz alta: «A todos, hijo mío, a todos, a todos»

- Padre, quisiera hacer algo por los enfermos…-Pero, ¿Porqué lo quieres hacer? - Para no permitir que se desperdicie tanto sufrimiento, me dio por responder esto aunque no lo había pensado antes. -¿Sabes lo que te espera?, me preguntó analizándome en el fondo, casi para descubrir mis verdaderas intenciones.
Saliendo de la celda encontré un conocido en la plazoleta que nada sabía de mi encuentro con el Padre Pío minutos antes que me contó: - Sabes? El año pasado después de confesarme el Padre Pío me dijo: Haz algo por los enfermos, no permitas que se vaya a desperdiciar tanto sufrimiento.

 

Dedicamos éstas páginas a muchos niños probados a través del sufrimiento, aquellos más cercanos al corazón del Padre, porque encuentren en el ejemplo de otros hermanitos la fuerza de ofrecer su inocencia crucificada:

Theo Mosh. “Encontré por primera vez a Theo por la calle de los capuchinos, en San Giovanni Rotondo, fue un encuentro diferente, lleno solo de sonrisas...”

 

 

 

 

Nennolina Meo. «El dolor es como la tela, mas fuerte es y mas valor tiene» Encontrar una frase como ésta en una niña de cinco años y cuatro meses nos muestra cuanto camino llevaba recorrido...

 

 

 

 

Laurita Degan. "La noche entre el 9 y el 10 de septiembre te escuchamos hablar con una voz apenas perceptible, decías: «Sí está bien, entendí, está bien». A tu madre que te preguntaba con quien hablabas respondiste que con el niñito Jesús y con la Virgencita quienes se habían sentada al lado tuyo y te acariciaban la frente porque tenías mucho dolor..."

 

 

Memena Cetrullo. «Mamá pensé que morir fuera muy feo pero es tan bonito» fueron sus últimas palabras...

 

 

 

 

 

Stephen Tacconelli. «Stephen, ofrece a Jesús tus sufrimientos», «Mamá, ¿Cómo puedo ofrecerle a Jesús mi sufrimiento cuando El ha sufrido ya tanto por nosotros?»

La sonrisa de Padre Pío
“El Señor ama a quien se da con alegría”. ¿Cómo es posible combinar la alegría con el dolor profundo en el cual a veces estamos sumergidos? San Pío de Pietrelcina, el hombre que mas que otro ha encarnado el sufrimiento en continua unión a Jesús “el hombre de los dolores” fue siempre expresión de alegría completa que se manifestaba en densas puntadas de humorismo.