«Padre Eusebio, toma mi arma del bolsillo del hábito», el Padre Eusebio no entendía y el Padre Pío le indicó el bolsillo de su hábito, donde se encontraba su Rosario. Sus hijos espirituales más cercanos habían entendido bien qué significaba el Rosario para el Padre Pío. Escribe Cleonice Morcaldi: «La noche antes de morir, el Padre Pío estaba en el mismo lugar, en el balcón, con el arma en la mano».
El más famoso campeón de Dios en el Antiguo Testamento es David, el pastorcito que acepta luchar contra Goliat y lo vence con su honda. El Rosario tiene cinco partes, como cinco fueron las piedras que David metió en su morral cuando se preparó para enfrentar a Goliat. “David mas rápido metió su mano en su morral de pastor, tomó en su mano una piedra y la colocó en su honda, golpeando al filisteo en la frente, quien se derrumbó al suelo con la cara hacia el piso” (1Sam17, 48-49).
Goliat es el campeón de Satanás fuerte en sus armas y en su soberbia, David es el campeón de Dios, fuerte en su fe: “Tú vienes a mí armado de espada, de lanza y de jabalina, yo vengo a ti en el nombre del Señor de los ejércitos de Israel a quien tú has desafiado (1Sam 17,45).
El Goliat de estos tiempos ha tomado demasiada fuerza, tiene en sus manos el mundo. La salvación puede venir sólo de María, quien “terrible como ejército en formación para la batalla” (Ct 6,4), lo enfrenta desde sus niños, como nuevos David, armados con el Rosario: «Recen el Rosario todos los días para obtener la Paz y el fin de la guerra» (Fátima 13 de Mayo de 1917).
Cada pequeño que se consagra a María y reza el Rosario es un nuevo David y su rosario es su honda, es la “Armada” de María; “Blanca” porque blanco es el color de la inocencia. |